El Símbolo
Dentro de la Masonería, hay una forma de interpretación: El Símbolo.
Esta forma de diálogo fue heredada de distintas escuelas, y es la
forma más sencilla de fijar una idea que se esconde en un dibujo.
La interpretación de un compás, una escuadra, nos hablará de la
rectitud, de la universalidad que debe observar todo masón. Pero ése
sólo un ejemplo, si se quiere básico, de todos los símbolos
existentes para los miembros de la Orden, pues hay muchos símbolos
masónicos que quedaron olvidados en el tiempo.
Los masones siempre dejaron huellas escondidas en su arte, que sólo
podrían ser interpretadas por sus mismos pares. Esta forma de
diálogo es, casi, una lengua propia de los antiguos masones; los
símbolos de sus herramientas, sus valores éticos, sus ideales,
todos, eran plasmados en las pinturas, las esculturas e incluso sus
escritos.
Los símbolos masónicos son en realidad una sintaxis de sus ideas y
que en ello se encuentra la idea de eternizar un mensaje.
Los símbolos constituyen la llave maestra para pasar de lo físico y
sensible a lo invisible y metafísico y por ello debemos referirnos a
ellos con cierto detalle.
Etimológicamente símbolo deriva de un vocablo griego: symboleion, el
que alude a dos mitades hechas para reunirse. Nos recuerda esto a
los viajeros de la antigüedad que obsequiaban a su anfitrión media
medalla como testimonio de gratitud tras ser alojados y conservaban
la otra mitad. Eso tenía por objeto de que, en el futuro, al serle
presentada esa media medalla pudiera el viajero o bien sus
familiares retribuir en su propio hogar la hospitalidad recibida. Y
así el símbolo pasa, en nuestro lenguaje, a ser advertencia para la
captación de un sentido que surge al descifrarlo.
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